domingo, 15 de febrero de 2009

COSAS DE ENCINASOLA (IV)

LOS CACOS Y LAS PEGAS.
Junto a las correderitas, el 20 de enero se iniciaba en Encinasola otras dos costumbres que se desarrollaban paralelamente desde esta fecha hasta el carnaval: los cacos y las pegas.
Los cacos eran bromas que consistían en tirar en las casas de los demás algún tipo de objeto o materia que provocase la ira de sus dueños. Normalmente eran niños que en grupo, amparados en el anonimato y la oscuridad de la noche, abrían la puerta de la casa elegida y, tras tirar dentro cualquier cosa que irritara a sus dueños (bombillas, botellas llenas de ceniza, …) gritaban “caco”, y corrían a ocultarse y a esperar la reacción. Broma ésta que puede resultar graciosa pero, cuando se repetía con frecuencia en el mismo sitio conseguía enfurecer de forma insospechada. Claro que, cuanto mayor era el enfado y la crispación causada, mayor el regocijo y diversión de los otros. Esta costumbre fue prácticamente erradicada a partir de 1937, aunque en los años sesenta reapareció hasta desvanecerse definitivamente.
La pegas eran bromas similares a los cacos, con la diferencia de que a la puerta de la casa señalada se vociferaba un ripio, una expresión que pretendía molestar y ofender. Vamos con algunas de ellas. La primera se dirigía a mujeres que tras varios años de matrimonio aun no tenían hijos:

Tienes pasito corto: se te nota en el andar.
No tienes hijos porque estás amachorrá.

Ésta otra donde había solteronas:

¿Qué coño pasa en esta casa,
que ninguna puta se casa?
Otra: después de llamar a la puerta respondían y contestaban:

- ¿Quién es?
- Menea el culo y ven a ver.

O ésta otra:
- ¿Se puede?
- Adelante.
- ¿La camisa de usted tiene volantes? ¿Y los calzoncillos de su marido, tienen tirantes?

En la antesala del noviazgo, los amigos de la pareja con la intención de despertar la incertidumbre en los padres de la moza, la pega podía ser:

“Aunque comas pan y pasas,
con Juanito no te casas.”

Las pegas se improvisaban, surgían de la ocurrencia del momento y en mayoría de los casos eran personales. Si resultaban certeras, molestaban a unos y gustaban a otros, corrían de boca en boca.
Una más:

Tú gorda y tu marido delgao:
pum pum bacalao.

Y así, entre las canciones de las correderitas, amoríos, cacos y pegas, se iba perfilando en Encinasola la fiesta de la fiestas: el carnaval.